Es la reina de los bosques espesos. La describen como una mujer corpulenta, elegante, vestida de hojas y musgo. A los hombres perversos los castiga: los embolata en el monte y los pone a caminar durante horas. Cuando se baña en la parte alta de los ríos siembra en ellos enfermedades y plagas. El mito es conocido en Brasil, Argentina y Paraguay con nombres como: Madreselva, Fantasma del monte y Madre de los cerros.
La Madre Monte persigue con saña a los que son dados a discutir maliciosamente por linderos y que destruyen las alambradas de sus vecinos y colindantes; es una asidua defensora de los limites correctos de las propiedades. Castiga a los que roban, a quienes andan en aventuras amorosas pervertidas y a los que osadamente invaden el corazón de sus enmarañadas arboledas.
Su influencia se manifiesta por una especie de mareo o alucinación mediante la cual la víctima ve todos los lados del monte idénticos lo que le hace imposible encontrar la salida. Pocos han visto su imagen.
Dicen que para librarse de las acometidas de la Madremonte es conveniente ir fumando un tabaco o con un bejuco de adorote amarrado a la cintura. Es también conveniente llevar pepas de cavalonnga en el bolsillo o una vara recién cortada de cordoncillo de guayacán; sirve así mismo, para el caso, portar escapularios y medallas benditas o ir rezando la oración de San Isidro Labrador, abogado de los montes y de los aserríos.
martes, 24 de marzo de 2009
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